miércoles, 25 de enero de 2012

Capitulo 12

En la vida real no hay un “y fueron felices y comieron perdices”. En la vida real no hay un “para siempre”. Aunque hay veces que sentimos estar viviendo en un cuento y creemos que todo nos sale bien. Pero hoy, al estar viendo otra vez esos ojos verdes en la pantalla y ese cuerpo perfecto, me he dado cuenta de que no hay que rendirse. Esa es la diferencia entre la vida y las películas. En el cine todo está escrito y dirigido por un director; cada escena tiene un final y no puedes tomar decisiones. En cambio en la vida real cada uno puede dejarse guiar por sus sentimientos, hacer lo que quiera sin que nadie se lo impida, elegir el camino que quiera y tomar las decisiones que le apetezcan. Hay destinos que no pueden cambiar...
Ya llevaba casi un semana desde que me mude y había empezado a salir por la calle sin alejarme mucho de mi casa. Aquella tarde quería irme de compras al centro sola y comprar alguna camiseta o algo...
Iba despacio tampoco, tenia prisa, me iba fijando en todo aquel que cruza mi campo de visión.
Los cordobeses no es que estuvieran muy mal pero a mi querido Fran nunca lo conseguirían superar.
Cuando por fin llegue a una calle que, suponiendo que había un montón de chicas con bolsas de tiendas, podría comprar algo. Después de una hora y media mas o menos me canse de mirar escaparates y probarme ropa y no encontrar nada.
Fui a una plaza que había por allí y me senté a mirar a la gente, había algunos que se me quedaban mirando extrañados, bueno la verdad es que era normal que me miraran.
Al poco rato vi pasar a una pandilla y me recordaron a mis amigos. Cuando pude verlos mejor me quede sin palabras, había un chico clavado a Fran solo que este tenia el pelo un poco mas corto.
Sin reaccionar, me levante del banco y me acerque a él, no llegue a darme cuenta de que me estaban mirando fijamente y un poco extrañados.
- Perdona pero....- Y en ese momento reaccione, ¿que diablos estaba haciendo? No podía decirle que se parecía a mi novio a un desconocido a si porque si.
- ¿Si?.-
- Nada, te he confundido.- Y me fui corriendo quería alejarme de aquel lugar lo mas rápido posible no por miedo a pasar vergüenza si no que no quería empezar a recodar...
Cuando considere que estaba lo suficientemente lejos seguí dando mi paseo sin pensar en lo que había pasado. Al llegar a un cruce observe una pastelería del que salia un rico olor a café, como no había gastado nada entre y me senté en una mesa. Como siempre tome un capuchino mientras miraba hacia la calle. De repente pasaron los chicos de antes y yo me escondí en mi largo pelo platino al intentar ocultar mi cara sin embargo una chica se quedo mirándome pensativa. Solo fueron cinco segundos aunque a mi me pareció una eternidad.
Pague y decidí volver a mi casa aunque no era muy tarde.
Cuando me faltaba muy poco para llegar a mi casa alguien me agarro por detrás y me tapo los ojos, lance un gritito ensordecedor. Cuando por fin me dejo ver a mi atacante me lleve una sorpresa al encontrar enfrente de mis ojos a la muchacha de la cafetería...
- Ven, tengo que enseñarte algo.- Y a continuación me agarro del brazo y me arrastro de aquel lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario